La dieta chamanica es uno de los conceptos más difíciles de entender y practicar
dentro del mundo iniciático de los pueblos amazónicos, pero es a su vez, el eje
principal sobre el cual se construye el esquema tradicional del aprendizaje
iniciático.
Para llegar a ser curandero u hombre de conocimiento, la dieta es la
primera gran prueba que tiene que pasar el principiante para ver si es capaz de
continuar ese camino y manejar energías muy sutiles y peligrosas.
La dieta implica mucho más que abstenerse de consumir determinadas
sustancias o no hacer determinadas actividades en el plano físico. Es un estado
de purificación, de retiro, de reflexión, de meditación, de compromiso, de
respeto, de conexión con todo lo que nos rodea, y al decir todo decimos
todo.
No solo se limita o está contenida en el plano físico, sino que por el
contrario, su principal actividad y medio a través del cual se transfiere el
conocimiento es mediante los sueños. Y es en los sueños justamente donde se
debe tener más cuidado de no comer o hacer lo indebido, porque en el mundo
de la dieta es tan real el sueño como la realidad.
Es también un maravilloso mecanismo que ayuda a tomar conciencia
dentro del mundo inconsciente, aceptando la responsabilidad de llevar las
propias abstenciones hasta los sueños, preparando el camino para los “sueños
de conocimiento”.
Las dietas se llevan a cabo mediante un aislamiento riguroso de hasta
tres meses en la selva en compañía del shamán en donde se ingieren las
plantas maestras y otros “palos”siguiendo una preparación que incluye el
evitar el contacto con otras personas, los olores fuertes, la exposición directa
al fuego, la lluvia o el sol y la completa abstinencia sexual (“dietar mujer”).
Durante la dieta uno debe abstenerse de comer sal, azúcar, grasa, carnes
rojas, bebidas heladas, ají, alcohol y de tener actividad sexual. La comida
tradicional se basa principalmente en plátano verde sancochado (“inguiri”),
yuca, arroz y algunas variedades de pescado y aves.
Cuando se toman plantas que tienen una dieta muy rigurosa, no cumplir
la dieta o “quebrarla”, como se dice comúnmente, puede causar el efecto
contrario al beneficio que se quiere obtener y en algunos casos hasta la
muerte. Por eso es muy importante tomar las plantas con mucha seriedad y
usarlas en su contexto y con personas realmente capacitadas.